Google Maps se ha convertido en el ojo que todo lo ve, con más de 1.000 millones de usuarios y 5,4 millones de búsquedas diarias ya es uno de los medios de espionaje más relevantes. Estas búsquedas de “sitios” expresan latencias e intereses sobre lugares donde se quieren hacer cosas, ofrecen información clave para policías, detectives, entes públicos y multinacionales. Edward Snowden reveló que Google Maps forma parte del entramado mundial de vigilancia, es utilizado por la NSA y decenas de agencias de inteligencia.
A nivel policial Maps es una clara herramienta delatora de planes e intencionalidades, los acuerdos con entes públicos permiten conocer quien buscó con insistencia una dirección donde días después se perpetró un robo a un banco o un domicilio y cazar al ladrón por sus búsquedas previas. Maps es una poderosa herramienta de predicción delictiva afirma Francisco Canals, periodista especializado en ciberdelitos y director del OEI. En México se utiliza como medio de investigación de secuestros y en países como Colombia sirvió para obtener información sobre territorios donde el gobierno no tiene todo el control sobre el territorio. Esta plataforma también se utiliza para buscar plantaciones ilegales de cannabis en España, ofrece una visión actualizada de jardines y terrenos donde no siempre llegan los ojos de la policía.
El espionaje también se traslada a ayuntamientos quienes lo utilizan para visualizar y sancionar reformas ilegales y piscinas no declaradas. En Brasil y Filipinas se utiliza para detectar la tala ilegal de madera o detectar vertidos ilegales en zonas con difícil acceso.
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