CRIMINALES EN SERIE ESPAÑOLES – José Antonio Rodríguez Vega “El Mataviejas”
José Antonio fue el mayor asesino en serie de la historia de España, mató a un total de 16 ancianas y fue condenado a 432 años de cárcel afirma Francisco Canals, periodista especializado en sucesos
José Antonio Rodríguez Vega nació en Santander el 3 de diciembre de 1957, se casó con una mujer con cierto atraso psíquico, tenía un hijo y estaba divorciado de su primer matrimonio. De joven mantuvo muy mala relación con su madre, fue expulsado de su casa y tuvo que buscar un trabajo para sobrevivir. No estaba exento de antecedentes: cuando tenía 20 años fue detenido por agredir y violar a varias mujeres. Fue sentenciado a 21 años de cárcel de los cuales solo cumplió 8 al conseguir una reducción de la pena algo que contemplaba el Código Penal de la época si existía el perdón de las víctimas. Su gran habilidad era empatizar con sus víctimas aún y después de haberlas agredido.
Era un hombre de aspecto bondadoso conocido por su amabilidad y buen trato hacia las personas ancianas a quienes se ofrecía para realizar pequeñas reparaciones. Era un buen vecino con una vida aparentemente integrada, en realidad era un psicópata con planes perversos. Sus acciones eran premeditadas e invertía mucho tiempo en conocer los hábitos y patrones de conducta de sus víctimas. Se ganaba la confianza de mujeres de avanzada edad y les ofrecía ayuda para cualquier reparación doméstica, era entonces cuando las asfixiaba aparentando una muerte natural, acto seguido abusaba sexualmente de ellas. Era raro que en un radio tan pequeño murieran tantas personas por asfixia, circunstancia que hizo sospechar a médicos y policías. El común denominador de todas esas ancianas era que habían encargado algún tipo de arreglo o reparación y que en todas las casas había una tarjeta de visita de José Manuel.
La mala relación con su madre le hizo volcar su instinto criminal en otras mujeres sobre las cuales proyectaba su resentimiento y depravación. El Mataviejas tuvo un exceso de confianza y pensó que nunca sería atrapado. Cuando fue detenido confesó uno por uno sus asesinatos y reconoció su implicación en la muerte de al menos 9 personas. Durante el juicio mantuvo un comportamiento prepotente y se mostró muy seguro de sí mismo. Cuando los investigadores registraron su domicilio encontraron un gran número de objetos ya que José Antonio se llevaba un recuerdo de cada víctima lo cual ponía de manifiesto su instinto fetichista.
El juicio contra el acusado tuvo lugar en 1991; fue sentenciado a 432 años de prisión. Durante el proceso afirmó que las víctimas murieron por causas naturales aunque confesó parte de sus crímenes. En 2002 fue cruelmente asesinado por otros internos de la cárcel de Topas (Salamanca) al recibir 102 puñaladas. Su muerte fue cruel: sus asesinos le arrancaron los ojos y parte del cerebro en medio de un gran charco de sangre.