Asientos separados para familiares que viajan juntos, webs que guardan memoria de las rutas más buscadas y sofisticados programas que monitorizan el comportamiento del usuario. Los algoritmos de las aerolíneas buscan optimizar y maximizar los beneficios y ponen a la ética de datos en el centro del debate pre vacacional
Las aerolíneas low cost ya mueven 49,1 millones de asientos anuales y acaparan un 53% del total de tráfico aéreo, se han convertido en un fenómeno de masas y crecen a un ritmo del 7% anual. Pero la cultura del vuelo barato no está exenta del uso de herramientas malintencionadas. Las aerolíneas se reservan el derecho a utilizar fórmulas de trabajo destinadas a obtener el máximo beneficio, manipulan la percepción del usuario y monitorizan al comprador para aumentar el precio del billete.
Se trata de sitios web de alta precisión asegura el periodista Francisco Canals, utilizan el algoritmo de separación, mediante este los sitios web detectan a dos compradores distintos pero con una relación de parentesco familiar. El sistema los reconoce por su apellido y automáticamente les separa provocando el enojo del usuario quien deberá pagar un suplemento por sentarse junto a su familiar. Son los matemáticos de las aerolíneas, nadie les ve, pero están ahí detrás, discretos y silenciosos, afirma Canals.
Estos sitios miden el tiempo de permanencia en la web y analizan el comportamiento de su posible comprador. Sus algoritmos deducen si son compradores tímidos, reservados o impulsivos y personalizan una oferta a la carta combinando inventarios de cifras y disponibilidad de vuelos.
Con el algoritmo de interés las webs son capaces de guardar en su memoria la ruta que hemos buscado con más insistencia. Días después y cuando el usuario toma la decisión de compra el sitio web le cargará un precio más elevado al haber memorizado su interés previo. La discusión sobre estas prácticas no ha pasado desapercibida al Parlamento Europeo quien ya investiga a Ryanair por presuntamente asignar asientos separados a menores acompañados de sus padres. Las low cost también aplican el suculento algoritmo de urgencia, la web lo activa cuando el usuario muestra un interés en contratar un vuelo pocas horas antes de su salida, el sistema detecta que se trata de una emergencia probablemente debida a un problema personal y le aplica un sobrecoste de entre un 300% y un 800% pagando entre 3 y 8 veces más.
Los algoritmos de ocupación venden el primer 80% de los asientos a precios fijos, cuando sobrepasan esa tasa bajan el resto de asientos a mitad de precio asegurando la ocupación completa y la rápida venta de billetes. Este proceso es invisible ante el usuario quien siente que se encuentra ante un catálogo relativamente fijo de precios y ofertas. Las webs de las low cost también utilizan el algoritmo de frecuencia y demanda, se encarga de bajar los precios los lunes y martes mientras que los mismos trayectos suben de precio el fin de semana coincidiendo con los días en los que estadísticamente los usuarios toman su decisión de compra.
Otros algoritmos diseccionan el precio al cargar el vuelo con sucesivos suplementos haciendo que sea muy difícil saber cual era el precio original mostrado en pantalla. Es así como el usuario acaba pagando entre un 20% y un 25% más por el vuelo que lo anunciado en la página principal. Canals también denuncia las falsas ofertas aéreas que expiran en 24 horas o decenas de supuestos compradores quienes sospechosamente están interesados por el mismo trayecto justo en el momento de la consulta. En el futuro estos sitios web incorporarán algoritmos geográficos que serán capaces de reconocer búsquedas desde áreas y barriadas con mayor poder adquisitivo o algoritmos de peligrosidad capaces de vender un vuelo más caro a un usuario que ha mostrado una actitud inapropiada.
Fuente: Francisco Canals, periodista sucesos y ciberdelitos 913804419 677028639