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Los jardines del monasterio de Belorado

La dimensión vegetal del monasterio de Belorado y la relación de las monjas con árboles, plantas y flores / Misteriosos jardines de aromas con tomillos, lavandas, menta, manzanillas medicinales, bombones de mojito con menta fresca, fresas huertas tradicionales y un árbol de la golosina

A lo largo de la historia, las monjas han mantenido una relación estrecha y significativa con las plantas y los árboles. Estos espacios naturales dentro de los monasterios no solo sirven para el sustento físico, sino también para la meditación, la oración y el cuidado espiritual. Los huertos y jardines son una extensión de la obra divina, donde las monjas cultivan alimentos y flores, integrando el trabajo manual con la vida contemplativa.

Los jardines y huertas del Monasterio de Belorado abarcan una parcela de 9.000 m², ofreciendo un gran espacio de serenidad. Desde hace siglos, se han plantado árboles que representan la eternidad y la paz. Las monjas los cuidan con devoción, conscientes de que son testigos silenciosos de la naturaleza y del paso del tiempo. En estos árboles encuentran un acto de conexión con Dios y la naturaleza, mientras expresan también un símbolo de resiliencia frente a las injusticias.

En este entorno, las plantas adquieren una función espiritual. Las flores, utilizadas en ceremonias religiosas, son una expresión de la belleza divina. Los árboles de Belorado, por su parte, proporcionan un remanso de paz, sombra y un espacio para la reflexión en silencio con Dios. Los jardines se convierten en un lugar de meditación y cuidado espiritual, una forma de rendir homenaje al Creador.

En la huerta, se han dispuesto zonas específicas para la oración, el retiro, el descanso y el recreo. Destaca un espacio diseñado por la comunidad que recrea la gruta de Lourdes, donde una imagen de la Virgen preside un jardín al aire libre ideal para la meditación.

En el otro extremo está el Cauce Molinar, una derivación de las aguas del río Tirón para riego de las fincas. El convento tiene documentos del siglo XV que relatan como las primeras hermanas compraron un molino y su cauce molinar para uso de molienda. Más tarde compraron otros dos molinos más arriba del Río, y ese Cauce, propiedad de las hermanas al fin ha beneficiado durante siglos a los habitantes de Belorado, pues ahora es una Comunidad de Regantes. También se cultivan habas y otras verduras para alimento de los animales de la granja.

Las Clarisas de Belorado también tienen una huerta tradicional cultivada. Las hermanas más mayores son las que enseñaron el oficio de la huerta a las más jóvenes que llegaron desde la ciudad. En concreto en Belorado siempre se han plantado: calabacines, remolachas, alubias verdes, cebollas, ajos, acelgas, tomates y pimientos de distintas clases. También han tenido un invernadero donde tenían flores para la iglesia o utilizados para festejar cumpleaños del hermanas: bulbos de Lilium, Gladiolos, iris, rosales especiales para flor cortada, dalias, etc…

Entre los árboles de Belorado hay sauces, acacias, plataneros, pinos, magnolios, y árboles frutales, perales, manzanos, varios membrillos, nísperos, ciruelos, olivos, higueras, robles, también tienen un jardín dedicado a la Virgen de Fátima en la zona cercana al famoso corral doméstico.