En todo escenario de conflicto en la red existen siempre 3 contrapartes, el atacante, el atacado y el público-espectador final. Un usuario de Internet puede gestionar adecuadamente una crítica, un ataque o una difamación transformándola en opinión o ruido favorable hacia su marca, producto u organización.
La fuerza bruta del atacante aportará una suma de contenidos perjudiciales que pueden transformarse en oportunidad. Esta < suma de ruido > y < propagación > constituye, en muchos casos, una desventaja al mismo tiempo que una oportunidad para darse a conocer ante las audiencias o ante segmentos de público no conocedores de las personas involucradas en un conflicto.
La observación del público contextual será un elemento clave, mientras los sectores críticos generan y publican mucho contenido perjudicial aparentando mucha ventaja hacia el atacante, otros segmentos más técnicos observarán al sujeto obteniendo otras conclusiones. Un buen < gestor o consultor de conflictos > es aquel que sabe gestionar un ataque reputacional de manera hábil reconvirtiéndo en prestigio y transformando la amenaza en oportunidad. Así un escritor, puede aprovechar sus más feroces críticas para multiplicar las ventas de sus libros, un político podrá aprovechar una polémica intervención para obtener más visibilidad o un directivo que sufra una noticia negativa en prensa escrita podrá escalar en el organigrama de su organización generando más visibilidad entorno a su identidad y valores. Crear contenidos contextuales adecuados a cada circunstancia, reorientar la fuerza bruta del atacante, aprovechar la oportunidad para mostrar la identidad del atacado, publicar con claridad y transparencia todo tipo de trabajos, contenidos y trayectoria del personaje o cliente serán aspectos fundamentales en el seguimiento de un proyecto de reversibilidad.